Diabetes mellitus, "la enfermedad de las clases acomodadas"

               

      La diabetes mellitus es un trastorno metabólico directamente relacionado con la nula o insuficiente secreción de insulina por parte del páncreas, y con elevados niveles de glucosa (azúcar) en sangre, tejidos y orina. Se trata de una enfermedad crónica (en la mayoría de los casos), en la que resultan especialmente importantes cuatro factores: detección precoz, alimentación equilibrada, ejercicio físico regular y tratamiento adecuado (insulina, antidiabéticos orales…).

                La insulina es una hormona que se secreta en los islotes de Langerhans, de la glándula pancreática, y que resulta de importancia vital para que la glucosa (sustancia en la que se transforman los hidratos de carbono tras la digestión) se almacene y genere reservas energéticas de las que irá disponiendo el organismo según necesidades. También se encarga de quemar la glucosa de los tejidos, impedir la formación de grasas, y disminuir los cuerpos cetónicos de la orina. Sin la mediación o intervención de la insulina, la glucosa no se gestiona de forma correcta, no logra almacenarse,y acaba por inundar los tejidos y la sangre


La glucosa necesita insulina para generar reservas energéticas
Con anterioridad a la era cristiana, chinos e indios se referían a esta enfermedad como "orina de miel". Debe su nombre, diabetes, ("correr a través") a Areteo de Capadocia (S. II D.C), aludiendo ya a la característica poliuria de los diabéticos; y su "apellido", mellitus ("miel"), a Thomas Willis, que en 1674 detecta el también característico sabor dulce de la orina de los pacientes, al que aludían en India y China

Algunos autores la definen como la "enfermedad de la civilización", de "la clase acomodada". 
Alrededor del 6% de la población es diábetica, y según se estima, en el año 2030 se contabilizarán en el mundo 370 millones. Cifras que no resultan extrañas, si tenemos en cuenta tanto el incremento de la longevidad humana, como los hábitos poco saludables que imperan en la sociedad.



               
               Se distinguen principalmente tres tipos de diabetes mellitus
       Tipo 1 (autoinmune o idiopática), tipo 2, y gestacional. (Mención especial a la tipo 1.5, una diabetes mixta con síntomas de la 1 y la 2, conocida como diabetes latente autoinmune del adulto, LADA) .

          1. Diabetes mellitus Tipo 1 autoinmune - Causada por la destrucción autoinmune de las células del páncreas (beta), que se ve incapaz de secretar insulina, y que obliga a la administración de la misma por vía externa(inyectada), desde el inicio o detección de la enfermedad. 

       Representa la mayoría de los casos de diabetes mellitus tipo 1, suele aparecer de forma brusca, en la infancia, adolescencia, o primeras etapas de la edad adulta, y muchas veces al margen de que existan o no antecedentes familiares. 
     Sus síntomas particulares son el aumento de la necesidad de beber y de la cantidad de orina, la sensación de cansancio y la pérdida de peso.


     Tipo 1 idiopática - Se desconoce la causa de origen (las células beta se destruyen por causas desconocidas), y son minoría los pacientes con diabetes tipo 1 que se engloban dentro de esta categoría concreta; la mayoría son de origen africano y asiático, y se sabe que el factor hereditario juega un papel importante. Los pacientes no presentan alteraciones del sistema inmunitario, y su necesidad de insulina puede ser intermitente.



      2. Diabetes mellitus Tipo 2 - Representa el 90-95 por ciento del total de casos de diabetes mellitus. Aunque puede aparecer a cualquier edad, lo habitual es que se desencadene pasados los 40 años. Estos casos presentan resistencia a la insulina, y/o déficit relativo de producción de esta hormona

     El riesgo de desarrollar esta forma de diabetes aumenta con la edad, el peso (el 80% de los pacientes son obesos) y la escasa actividad física. 

       Es más frecuente en mujeres con antecedentes de diabetes gestacional, y en individuos hipertensos o con trastornos en el metabolismo de la grasas. En principio, los pacientes no precisan insulina, aunque pueden requerirla con posterioridad para conseguir controlar el nivel de glucosa. Se asocia frecuentemente a predisposición genética, pero tampoco es determinante o decisivo.

      Se origina debido a una producción de insulina escasa, junto con el aprovechamiento insuficiente de dicha sustancia por parte de las células. Según qué caso de los dos predomine, el paciente se tratará con antidiabéticos orales (tabletas), con insulina, o con una combinación de ambas. Al no presentar molestias o síntomas específicos, puede pasar desapercibida durante mucho tiempo.


    3. Diabetes mellitus Gestacional - Comienza o se diagnostica por vez primera durante el embarazo, con un porcentaje de incidencia que oscila entre el 2 y el 5% de las gestaciones. Se considera una diabetes ocasional, que se controla del mismo modo que el resto de diabetes, y lo normal es que desaparezca tras el parto. 
     Durante el embarazo, lo normal es que la cantidad de insulina secretada aumente, con el objetivo de multiplicar las reservas energéticas. Sin embargo, si los niveles de insulina no se elevan, se desencadena una “diabetes por embarazo”. Es asintomática, y las mujeres que la han padecido tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. La obesidad y los antecedentes familiares se consideran factores de riesgo de la diabetes gestacional.



Interacción normal de la glucosa y la insulina



Síntomas de la diabetes mellitus:
(no todos los casos cursan con sintomatología) 

Incremento en la cantidad y frecuencia de orina (poliuria) 

Apetito inusual (polifagia) 

Aumento de la sed (polidipsia) 

Dificultades para la cicatrización 

Entumecimiento o picazón en las extremidades 

Cansancio y debilidad 

Pérdida de peso (el sobrepeso es factor de riesgo en la tipo 2) 

Infecciones recurrentes (piel, encías, vejiga…) 

Trastornos oculares , intestinales… 

Elevados niveles de glucosa en sangre y orina. 





          Prevención y tratamiento de la diabetes mellitus - Mientras que para la diabetes mellitus tipo 1 no existe forma o manera de prevención, la diabetes mellitus tipo 2, que se asocia con el sobrepeso y el sedentarismo, sí puede llegar a prevenirse, adoptando hábitos de vida saludables (ejercicio físico de forma habitual y nutrición equilibrada, ambos adaptados a las necesidades y características del individuo: edad, altura, peso, sexo, clima, actividad física…).


           El tratamiento tiene como objetivo mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de la normalidad (0,80 -1,20 mg por mil de glucosa en sangre y orina libre) y minimizar así el riesgo de complicaciones asociadas. En muchos pacientes con diabetes tipo2 no sería necesaria la medicación, si se controlase el exceso de peso y se llevase a cabo un programa de ejercicio físico regular. 


          En función del tipo de diabetes, y del individuo en particular que la padece, los tratamientos a aplicar pueden ser:

         1. Hipoglucemiantes orales (derivados sulfamídicos, biguamidas…) -  Se prescriben a personas con diabetes tipo 2 para reducir la concentración de azúcar en sangre, pero no son eficaces en personas con diabetes tipo 1. 

                2. Tratamiento con insulina - En pacientes con diabetes tipo 1 es necesaria la administración exógena de insulina. También es requerida en diabetes tipo 2 si la dieta, el ejercicio y la medicación oral no consiguen controlar los niveles de glucosa en sangre. La insulina se administra (principalmente)a través de inyecciones subcutáneas (con una liberación más o menos lenta - entre 6 y 30 horas -), ya que si se tomase por vía oral sería destruida en el aparato digestivo antes de pasar al flujo sanguíneo. Las necesidades de insulina varían en función de los alimentos que se ingieren y de la actividad física que se realiza.Aquellos que siguen una dieta equilibrada y una actividad física regular varían poco sus dosis de insulina. Sin embargo, cualquier cambio en la dieta habitual o en la actividad física exigirá modificaciones en las pautas de insulina. 


             Dieta y ejercicio - Junto con la medicación adecuada, el equilibrio nutricional y la dieta adaptada son elementos indispensables para el tratamiento de la diabetes mellitus. Hay que controlar la cantidad de hidratos de carbono, evitando los nutrientes con índice glucémico alto (hiperglucemia), y procurar no espaciar más de cuatro horas la ingesta de alimentos, para impedir se desencadene una hipoglucemia (bajada de glucosa en sangre).

El diabético debe cuidar y equilibrar su alimentación.
        

     Del mismo modo, y dado que el ejercicio físico, además de sus múltiples intervenciones beneficiosas en los diferentes sistemas y órganos del cuerpo humano, también afecta a los niveles de insulina que produce el páncreas, y sensibiliza los tejidos a la acción de esta hormona, se recomienda elaborar un cuadro de actividad o ejercicio físico constante, regular, que en el caso de los diabéticos tipo 2 con sobrepeso u obesidad, servirá además para potenciar la pérdida de peso, y la mejoría derivada de la misma.

    Es importante que el paciente diabético se tome en serio la práctica de algún tipo de ejercicio. No se trata de convertirse en deportista profesional, sino de buscar aquella actividad que más encaje con sus gustos y capacidades o aptitudes, en función de las características particulares del individuo. 

      ¿Y por qué no bailar?. Sí, bailar.... Cuando bailamos, estamos trabajando la musculatura de todo el cuerpo, la coordinación, la flexibilidad, los reflejos; el aparato circulatorio, el locomotor... y, sin embargo, casi no nos damos cuenta, ¿verdad?... Además, al existir tantos tipos de baile, es una actividad que se puede adaptar específicamente, en función de los diferentes aspectos que necesitamos tener en cuenta (edad, sexo, cualidades, peso...), y de lo que queramos conseguir. Así, se trata de un ejercicio verdaderamente recomendable para el enfermo diabético. 

       Malena y Luisfer, que sí son profesionales del baile de salón, y que bien saben lo que es la diabetes, ya que una de sus perritas depende de la insulina, del ejercicio, y de una dieta adaptada para seguir con vida, nos deleitan e invitan a bailar, en una de sus últimas exhibiciones en Madrid
     Desde aquí les damos las gracias, por  transmitir con simpatía y elegancia la magia de la danza, por hacernos sentir lo plástico del movimiento, el arte de la complicidad y compenetración... y las ganas de querer hacerlo algún día, con esa "facilidad", entusiasmo y belleza con la que lo hacen ellos.  Y desde aquí les invitamos a que, en otra de nuestras "secciones", nos expliquen algún día los "secretos" del baile de salón.

   







Coma diabético:


        Los casos más graves en los que se puede ver involucrado el paciente diabético son los estados hiperosmolares (coma diabético), que comprenden la cetoacidosis diabética (CAD) y el coma hiperosmolar no cetósico (CHNS). En ambos casos son tan elevados los niveles de glucosa en sangre, que desencadenan diuresis osmótica y deshidratación, pudiendo comprometer la vida del paciente.

       La cetoacidosis suele evolucionar de forma rápida, se presenta en pacientes tipo 1 y cursa con acidosis metabólica; el coma hiperosmolar evoluciona en cuestión de días, se presenta en ancianos con diabetes tipo 2 y no presenta cetosis. Tienen en común la deshidratación severa, alteraciones electrolíticas, el riesgo de coma, convulsiones, insuficiencia renal aguda, choque hipovolémico, falloorgánico múltiple… y muerte, en caso de no recibir la atención necesaria.


     Los factores que los desencadenan suelen ser errores, olvido o ausencia de tratamiento; infecciones en curso-urinarias, respiratorias, gastrointestinales-, cambios en la alimentación o actividad física, intervenciones quirúrgicas, traumas…


       Por otro lado, y justamente como caso contrario a los anteriormente reseñados, tenemos los episodios de hipoglucemia en pacientes diabéticos (disminución del nivel de glucosa en sangre). Pueden ser consecuencia de ejercicio físico no habitual o sobreesfuerzo, sobredosis de insulina, insuficiencia de hidratos de carbono, diarreas o vómitos, y requieren de respuesta inmediata para estabilizar al paciente (proporcionar terrones de azúcar, galletas, bebidas azucaradas…)


En caso de hipoglucemia, aportar hidratos de forma rápida.
        
     Patologías asociadas a la diabetes mellitusExisten numerosas afecciones y patologías que se asocian, vinculan o derivan de la diabetes (afección de vasos sanguíneos y arterias, de los glomérulos renales, neuropatía diabética o afección de los nervios periféricos...)

          Los principales problemas se relacionan con el aparato circulatorio, ya que los vasos sanguíneos sufren daños que pueden ocasionar infartos de miocardio, cerebrales, angina de pecho, dilataciones venosas que desembocan en retinopatía, glaucoma, cataratas…

       También pueden sufrir nefropatías o insuficiencias renales, hepatitis de hígado graso, angiopatía diabética por escaso flujo sanguíneo en las extremidades (puede derivar en amputaciones), problemas cutáneos, pie diabético (por la afección progresiva que la diabetes ocasiona en los nervios, se pierde sensibilidad en las extremidades, y puede ocasionar deformaciones, gangrena, amputaciones…).


     No obstante los aspectos verdaderamente serios y preocupantes señalados a lo largo del texto, dicen que "mucha gente muere hoy con diabetes, pero poca por diabetes". Y lo cierto es que si se detecta a tiempo (controles rutinarios médicos), y se siguen unas sencillas y saludables pautas de conducta comunes al resto de la sociedad, tanto en lo relativo a la alimentación (moderada y equilibrada), como en ejercitar el cuerpo practicando algún tipo de actividad física que resulte de nuestro agrado (pasear, bailar...), la enfermedad resulta llevadera, y los riesgos se reducen de forma notable.





    Otros tipos de diabetes:
Diabetes Insípida.