Aunque la amniocentesis es un
procedimiento que se viene llevando a cabo de forma “habitual”
en la práctica clínica con
resultados cada vez más satisfactorios en cuanto a porcentaje de complicaciones
subsidiarias, sigue tratándose de una técnica invasiva que lleva aparejados riesgos diversos de
mayor o menor envergadura.
Así, y dados los riesgos
asociados, la amniocentesis supone para la “paciente” un consentimiento previo
que implica la toma de
decisiones “radicales” en un momento en el que la sensibilidad, los nervios, el
miedo, la ansiedad y el estrés se disparan, merced a la revolución hormonal en
que se ve inmersa producto del embarazo, merced al instinto natural maternal de
proteger a la futura cría…
Los médicos cada vez son
menos partidarios de estas técnicas invasivas, aunque también alientan y
animan, si es el caso, avalados por la seguridad que arrojan las cifras, y lo
habitual de la práctica de esta prueba en el día a día.
Lo que no se
entiende, hoy por hoy, es que se siga proponiendo esta prueba, cuando existe la
posibilidad de ofrecer el mismo resultado a partir
de un “simple y llano” análisis de sangre. Sí, así es.
Análisis que de
momento sólo se lleva a cabo en
clínicas/laboratorios privados, y que sorprendentemente supone un desembolso
económico de unos 700 euros. Y digo sorprendentemente, porque sorprende que una analítica
pueda ser tan costosa, y porque el precio es similar (o ligeramente inferior),
al de la propia amniocentesis (que ronda
los 800 euros).
La pregunta que
se plantea entonces es ¿por qué no contempla este análisis la Seguridad Social?, ¿por qué
sigue optando por la amniocentesis, si el coste de ambas pruebas es en
principio similar (a juzgar por las cifras en medicina
privada), y permite reducir
a cero los riesgos, miedos y contrapartidas?.
Dicho
lo cual, pasaremos a hablar
de la prueba en cuestión, con objeto de resumir, aclarar y resolver algunas
posibles dudas, a todas aquellas mujeres embarazadas que, preocupadas,
se disponen a zambullirse entre las decenas de páginas que sobre el tema hay en
internet, antes de tomar la decisión.
Durante la amniocentesis se controla en todo momento la ubicación del feto |
¿Qué es la amniocentesis?
Según
para qué o por qué se realice, la amniocentesis será genética (su objetivo es estudiar este tipo de alteraciones),infecciosa
(para determinar si existe algún tipo de infección que la madre pudiese haber
transmitido al feto -toxoplasmosis, parvovirus, sífilis, citomegalovirus,
parvovirus…-), o terapéutica (cuando se detecta un exceso de líquido
amniótico).
Se trata de una prueba
prenatal que se practica desde 1882, y que se suele realizar en el segundo
trimestre del embarazo (entre las 15-18 semanas
desde la última menstruación constatada), y que consiste en la extracción de
cierta cantidad del líquido amniótico que rodea al feto, para su posterior
análisis (unos catorce centímetros cúbicos).
Las células desprendidas que flotan
en dicho líquido permiten obtener un recuento exacto de cromosomas y detectar
cualquier alteración al respecto, o enfermedades que afecten a funciones
metabólicas, neurológicas, etc.. También es posible determinar la cantidad de
oxígeno y dióxido de carbono presentes, y establecer si el feto está recibiendo
suficiente oxígeno; y en casos de incompatibilidad Rh, el contenido de bilirrubina en el
líquido indicará si el bebé requiere una transfusión intrauterina.
No se trata de una prueba dolorosa, aunque sí algo molesta, que lleva
más tiempo en cuanto a la determinación por medio de ecógrafo de la posición
del feto y de la placenta, que en cuanto al pinchazo en el útero y la
extracción de la muestra.
¿Quién debe someterse a ella?
Se recomienda sólo en determinados
casos (si la edad de la madre supera los
35 años, si existen antecedentes previos o familiares de anomalías, si los
resultados del cribado combinado – traslucencia nucal y análiticas – arrojan
ciertas sospechas …) o si concurren circunstancias
especiales que así lo requieran (exceso de líquido amniótico, falta de oxígeno,
etc.…).También se contempla en casos de ansiedad excesiva por parte de la madre
ante el temor de que el bebé pueda sufrir algún tipo de alteración genética o
cromosómica.
Aunque
la fiabilidad de los resultados es del 99%, existen muchas otras patologías o
trastornos que la amniocentesis no es capaz de detectar y/o precisar, y por
tanto, aún cuando la analítica finalmente arroje parámetros normales, no se
descarta la posibilidad de que el bebé pueda verse afectado de retraso mental,
autismo...
¿Qué hacer después de la “amnio” y cuánto tardan los
resultados?
Ante todo, tranquilidad y paciencia. Respetar las instrucciones médicas en los días posteriores, y "olvidarse" del tema hasta que tengamos los resultados.
Supone tener que guardar
“riguroso” reposo durante 48 horas, que para muchas no será nada fácil; supone
aceptar la posibilidad (una entre cien,
eso sí), de abortar, o de sufrir infecciones, hemorragias, pérdidas de líquido
amniótico, punción fetal o del cordón, etc.…
para obtener información que, en principio (salvo que medien otras razones
médicas), se circunscribirá sólo a la
existencia o no de anomalías cromosómicas,
tal como se subraya en la hoja de consentimiento; y supone una espera de
resultados completos más o menos dilatada (2-3 semanas), que multiplicará esas nefastas sensaciones
que no deberían imperar e imponerse en esa etapa prenatal, especial, única y
crucial para toda mujer que se vea en semejante tesitura. Señalar en este punto
que existe o se acompaña de una prueba genética que proporciona resultados en 48 horas; se denomina FISH (Hibridación
fluorescente in situ), y permite saber si el feto tiene alteraciones en los
pares de cromosomas, 21, 18, 13 o alteraciones en los cromosomas sexuales X e
Y, al tiempo que informa del sexo fetal.
Así, lo dicho. Entender en primer lugar que se trata de un diagnóstico clínico bastante seguro y habitual hoy en día, que entraña sin embargo cierto riesgo tanto para la madre como para el bebé. Saber que existen alternativas que debería cubrir la Seguridad Social (vía análisis de sangre), y que de momento se realizan en clínicas privadas. Y desdramatizar ante todo en primera instancia, para no sufrir más angustia y ansiedad de la estrictamente necesaria, y para poder tomar las decisiones pertinentes de la forma más sosegada y racional.
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